Los niños de 5 a 11 años en Estados Unidos pronto podrán vacunarse contra el COVID-19 en consultorios médicos, farmacias e incluso en su escuela, anunció el miércoles la Casa Blanca al detallar los planes para cuando en cuestión de semanas se autorice la vacuna de Pfizer para los más pequeños.
Los reguladores federales se reunirán durante las próximas dos semanas para sopesar los beneficios de vacunar a los niños, después de largos estudios destinados a garantizar la inocuidad de las inoculaciones.
Los asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos se reunirán el 2 y 3 de noviembre y se espera que den su aprobación. Una vez ocurrido eso, las dosis comenzarán a enviarse a los proveedores de todo el país, junto con agujas más pequeñas y en unos días las vacunas estarán disponibles a gran escala.
El gobierno del presidente Joe Biden ha recalcado que la campaña nacional para extender la protección de la vacunación a la población escolar no se verá como hace 10 meses, cuando el país comenzó a aplicar vacunas y la escasez de dosis y los problemas de capacidad significaron una espera laboriosa para muchos estadounidenses.
El país tiene ahora un amplio suministro de vacunas de Pfizer para los aproximadamente 28 millones de niños que pronto serán elegibles, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, y han estado trabajando desde hace meses para garantizar la disponibilidad generalizada de las vacunas una vez aprobadas.
Más de 25.000 pediatras y proveedores de atención primaria ya se han inscrito para inyectar la vacuna contra el COVID-19 a los niños, dijo la Casa Blanca, además de las decenas de miles de farmacias que ya están administrando inyecciones a adultos. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias también financiará y apoyará a cientos de clínicas escolares y comunitarias a fin de acelerar la campaña.
La Casa Blanca también está preparando una campaña intensificada para educar a padres e hijos sobre la inocuidad de las vacunas y la facilidad de conseguirlas. Como ha sido el caso de las vacunas para adultos, el gobierno federal cree que los mensajeros confiables (educadores, médicos y líderes comunitarios) serán vitales para fomentar la vacunación.
Aunque los niños tienen menos riesgos que las personas mayores de tener efectos secundarios graves del COVID-19, sí pueden ocurrir, y las autoridades afirman que la vacunación reduce drásticamente esas posibilidades y reducirá la propagación en las comunidades de la variante delta, que es más transmisible, lo que contribuirá a una recuperación más rápida de la nación ante la pandemia.