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Joe Biden promulgó la ley de infraestructuras de 1,2 billones de dólares

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Un logro crucial para Joe Biden. El presidente estadounidense promulgó su plan de infraestructuras de 1,2 billones de dólares en una ceremonia en el jardín de la Casa Blanca. La firma marca el final de extensas negociaciones entre demócratas y republicanos, que aprobaron el plan en la Cámara de Representantes a comienzos de noviembre. 

El presidente destacó que la nueva ley es un logro para un bipartidismo que rara vez asoma el rostro en Washington. 

«A pesar de los cínicos, los demócratas y los republicanos pueden unirse y obtener resultados», señaló Biden en la ceremonia al que asistieron los representantes de su partido y algunos republicanos.  

“Con esta ley, nos enfocamos en hacer las cosas. Me postulé para la presidencia porque la única forma de hacer avanzar a nuestro país es a través del compromiso y el consenso”, agregó Biden. 

El paquete ha sido promocionado como una oportunidad para mejorar y mantener la “desgastada” infraestructura del país. 

El proyecto establece, entre otros, cerca de 120.000 millones de dólares para transporte público, ferrocarriles y vehículos eléctricos; 65.000 millones de dólares a garantizar acceso a Internet y 110.000 millones de dólares serán destinados a la construcción de carreteras.

Además, estipula 550.000 millones de dólares en nuevas inversiones en infraestructuras para los próximos cinco años.

«Esta ley bipartidista modernizará los puertos, los aeropuertos, el ferrocarril de mercancías… para facilitar que las compañías lleven bienes al mercado y reducir los atascos en la cadena de suministros», celebró el mandatario. 

Un mensaje que replicó en su cuenta de Twitter, en la que recalcó que «dentro de cincuenta años, realmente creo que dirán que este fue el momento en que ganamos la competencia del siglo XXI».

Sin embargo, para lograr el consenso entre los partidos, Biden tuvo que reducir su plan inicial de 2,3 billones. Una suma que disminuyó sus pretensiones de invertir en carreteras, puentes, sistemas de agua, banda ancha, puertos, vehículos eléctricos y red eléctrica. 

Para muchos, se trató de una decisión en la que el presidente sacrificó su promesa de un cambio transformador por su apuesta por la “unidad del país”. 

El senador de Ohio, Rob Portman, uno de los republicanos que ayudó a negociar el paquete, celebró la voluntad del presidente de reducir su propuesta inicial para que haya podido ser avalada en el Congreso. 

“El acercamiento desde el centro hacia afuera debería ser la norma, no la excepción”, declaró Portman.

Este lunes el presidente también firmó una orden ejecutiva antes de la ceremonia en la que se estipula que se dé prioridad a los materiales fabricados en Estados Unidos en los proyectos de infraestructura. 

Igualmente, conformó un equipo de altos funcionarios de su gabinete para asegurar y orientar la implementación de la ley. Por otro lado, Biden nombró al exalcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, para supervisar la implementación del esfuerzo de infraestructura.

En los próximos días se prevé que Biden recorra el país para promover el plan. El martes irá a New Hampshire para visitar un puente que se encuentra en “lista roja” del estado para su reparación y el miércoles se desplazará a una planta de ensamblaje de automóviles eléctricos en Detroit.

Un recorrido en el que el mandatario buscará hacerle frente a la disminución de su popularidad que responde, en gran parte, a la creciente inflación y a las críticas de varios sectores por su manejo de la pandemia.

A pesar del optimismo de Biden por la promulgación de su plan de infraestructura, la celebración quedó incompleta. El presidente no ha logrado que su plan de gasto social sea aprobado por su propio partido.

El plan paralelo, busca establecer un presupuesto de $1,85 billones para modificar el sistema de salud y abordar la emergencia climática. 

Sin embargo, las divisiones entre los más moderados y progresistas entre los demócratas del Congreso han llevado a una reducción sustancial de su iniciativa inicial. 

En el evento, la senadora Kyrsten Sinema, una de las demócratas que más ha puesto palos en las ruedas a dicho paquete, también se pronunció. 

«Hacer cumplir esta legislación para el pueblo estadounidense: así es como se ve cuando los líderes electos dejan de lado las diferencias, silencian el ruido y se enfocan en entregar resultados en los temas que más importan a los estadounidenses», declaró. 

El nuevo proyecto de ley de 1,75 billones de dólares mantiene una inversión de 550.000 millones de dólares para proyectos medioambientales, el presupuesto sobre la educación gratuita para niños de entre 3 y 4 años, y algunos de sus programas de atención médica. 

Sin embargo, la eliminación de varias de sus propuestas iniciales como la licencia paga por maternidad, la reducción de los precios de los medicamentos recetados y un posible programa de regularización para los inmigrantes, han sido criticadas por algunos de los más progresistas de su partido. 

Las negociaciones siguen y se mantiene el interrogante de si se cumplirá con su aprobación, antes del Día de Acción de Gracias, tal y como lo prometió la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.